
EMDR: La eficaz técnica para el tratamiento del trauma
Cuando una persona ha vivido o presenciado un hecho potencialmente mortal, que amenaza su integridad física o la de otro y que provoca reacciones como miedo, horror intenso o sensación de vulnerabilidad, es posible que acabe desarrollando un trastorno de estrés postraumático (TEPT) (American Psychiatric Association, 2014).
Pero lo cierto, es que no es necesario un evento tan extremo para que quede en nosotros una “herida psicológica”, que es lo que significa lo que habitualmente conocemos como trauma.
Dependiendo de la situación que lo provoque, los traumas pueden ser de dos tipos (Shapiro y Forrest, 2007):
- Traumas con “T”: aquellos provocados por hechos que conllevan un gran impacto emocional, como guerras, accidentes, catástrofes naturales, abusos, violaciones, etc.
- Traumas con “t”: están provocados por eventos que, a simple vista, podrían parecer de menor importancia pero que repetidos en el tiempo podrían llegar a dañar nuestra autoconfianza, nuestra autoestima y nuestras estrategias de afrontamiento. Son más comunes, pero también más difíciles de identificar, suelen estar asociados a nuestras relaciones con otras personas y se les conoce como traumas acumulativos. Algunos ejemplos podrían ser: humillaciones, rechazos, ciertas situaciones de negligencia o sufrimiento, desprotección, cambio de roles en la familia, etc.
“El pasado no puede cambiarse ni borrarse, pero definitivamente es posible dejar de sufrir por él”
Jacques Roques
Sin embargo, lo objetivamente graves que nos puedan parecer las causas no determina la cantidad de daño que producen, ya que esto va a depender de las características personales de cada uno, incluyendo el momento de la vida en el que se producen, el entorno afectivo, su reiteración a lo largo del tiempo, etc.
Además, lo que causa el problema no es el hecho traumático en sí, sino el recuerdo de ese hecho, ya que se produce una perturbación de la memoria en forma de recuerdos intrusivos, flashbacks o pesadillas y la persona sigue actuando como si aún estuviera presente la situación traumática. Esto además influye en el sentimiento de valor de sí mismo, de seguridad, en la capacidad de tomar decisiones e incluso limita la sensación de control y de elección. Por lo tanto, los síntomas actuales son el resultado de la activación de recuerdos que han sido almacenados y procesados de manera disfuncional.
Una de las opciones de primera línea para el tratamiento de trastornos asociados a experiencias traumáticas es la terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR). Se trata de un abordaje psicoterapéutico integrativo, creado por Francine Shapiro, que se basa en su propio modelo de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI).
Según este modelo, las respuestas bioquímicas activadas (adrenalina, cortisol, etc.) debido al impacto emotivo del evento traumático, bloquean el sistema innato de procesamiento de la información del cerebro, aislando las informaciones respecto al trauma en una red neural con las mismas emociones, creencias y sensaciones físicas que se produjeron en el momento del hecho. Por eso, su enfoque terapéutico está en el recuerdo traumático, en comprender cómo esa experiencia nos ha afectado y procesarla adecuadamente, lo cual llevará a una reducción o eliminación de la sintomatología.
“La historia, a pesar de su horrendo dolor, no puede volver atrás y, si se enfrenta con coraje, no tiene por qué repetirse” Maya Angelou
Su procedimiento consistiría en el uso simultáneo de la imagen traumática que recordamos, la cognición negativa asociada y las emociones y sensaciones físicas con las que la relacionemos. Esto, además, se combina con la estimulación alternada de los dos hemisferios cerebrales, que facilita su conexión y la capacidad de procesar las experiencias traumáticas, disminuyendo la carga emocional asociada. Aunque originalmente solo se utilizaban los movimientos oculares, actualmente la estimulación bilateral puede ser de tres tipos:
- Visual: movimiento de los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta.
- Auditiva: sonidos alternados en ambos oídos.
- Kinestésica: golpeteo suave y alterno sobre las manos o los hombros del paciente (tapping).
Una de las hipótesis sobre el papel de los movimientos oculares del EMDR es que estimulan el mismo proceso que ocurre en la fase REM del sueño, la cual se ha demostrado que tiene una función en el procesamiento y almacenamiento de información en la memoria (aunque aún son necesarios más estudios que corroboren esta conexión).
De este modo, el procesamiento ocurre a través de una rápida progresión de conexiones intrapsíquicas durante la sesión, después de cada set de estimulación. Los mecanismos de acción incluyen la asimilación de información adaptativa que se encuentra en otras redes mnemotécnicas conectadas a la red que antes tenía el evento perturbador aislado. Al final, el recuerdo queda integrado en una red de memoria más amplia. El procesamiento es la creación de nuevas asociaciones y conexiones con el recuerdo en un modo más adaptativo (Shapiro, 2014).
Así, con la aplicación de esta terapia, va cambiando la perspectiva emocional y cognitiva del recuerdo y el paciente empieza a ver el recuerdo lejano por primera vez, es decir, se consigue una distancia del contenido de la experiencia. De esta manera, se acaba recordando el hecho o experiencia vivida, pero sintiendo que pertenece al pasado, y el contenido se asimila e integra de una manera más madura y funcional.
Otro de sus beneficios es la brevedad, ya que el tratamiento con EMDR puede ser de hasta solamente 3 sesiones para un trauma simple, aunque habría que valorar detenidamente el caso, ya que también puede llegar a durar hasta más de un año para problemas complejos.
Es cierto que se trata de un método muy potente que puede activar emociones intensas, pero es importante tener en cuenta que es el propio paciente el que controla el proceso en todo momento. Es posible que el procesamiento continúe después de la sesión, por lo que podrían aparecer nuevos pensamientos, recuerdos o sueños relacionados. Es recomendable ir anotándolos para poder trabajarlos en futuras sesiones.
La investigación científica sobre el EMDR ha establecido que es un tratamiento con evidencia empírica bien establecida en su eficacia para el tratamiento del TEPT (Vallejo, 2016) y existen estudios que muestran el mantenimiento de la mejoría de los síntomas en el tiempo frente a otras intervenciones terapéuticas. Además, está avalada por la Organización Mundial de la Salud y las Guías Clínicas Internacionales para el tratamiento del trauma.
Los niños también responden muy bien al EMDR, se realiza el mismo protocolo con algunas modificaciones y se puede combinar con arteterapia y terapia del juego. Además, el procesamiento es por lo general más rápido porque sus redes de memoria no son tan complejas como las de los adultos.
También ha demostrado su utilidad en el tratamiento de duelos no resueltos, TOC, fobias, trastornos de ansiedad, adicciones, trastornos somatomorfos (fibromialgia, cefaleas), trastornos alimentarios y patologías de la infancia y adolescencia (adopciones, trastornos de conducta, pérdidas, hiperactividad, etc.)
“La libertad es lo que haces con lo que te han hecho” Jean-Paul-Sartre
Como hemos visto, el pasado puede convertirse en presente cuando no es bien procesado. Por eso, desde Psicolaria te animamos a que, si estás sufriendo las consecuencias de una experiencia traumática que te perturba en tu día a día, busques la ayuda de un profesional, ya que es posible conseguir su resolución adaptativa. Asimismo, si tienes alguna duda o te gustaría informarte más sobre esta terapia, puedes dejarnos un comentario o contactar con nosotros a través de nuestro teléfono o chat y te atenderemos encantados.
Bibliografía:
American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). Editorial médica panamericana.
Shapiro, F. (2014). Supera tu pasado: Tomar el control de la vida con el EMDR. Editorial Kairós.
Shapiro, F. y Forrest, M. S. (2007). EMDR: Una terapia innovadora para superar la ansiedad, el estrés y el trauma. Editorial SAPsi.
Vallejo, M.A. (2016). Manual de terapia de conducta. Volumen I. Madrid: Dykinson.

Mindfullness en tiempos de crisis
La situación actual que estamos viviendo, nos pone en una nueva crisis vital, no solo de tipo personal, sino social, económica e incluso política. Desde la Psicología se están haciendo esfuerzos, al igual que desde otras ciencias, para entender los efectos que ya están apareciendo, así como los efectos a medio y largo plazo.
Una de las terapias que más fuerza y evidencia están consiguiendo en las últimas décadas es la práctica clínica con el Mindfulness. Un método que el profesor Jon Kabat-Zinn, considerado el punto de inflexión del movimiento mindfulness en todo el mundo, nos enseña a emplear prácticas médicamente demostradas derivadas de la meditación y el yoga en su libro Vivir con plenitud las crisis. Parte del conocido programa de reducción del estrés basado en el mindfulness (MBSR o REBAP). El estrés puede agotar nuestras reservas de energía, socavar nuestra salud y acortar incluso nuestra vida, tornándonos más vulnerables a la ansiedad, la desconexión, la depresión y la enfermedad.
«Todos somos capaces de cultivar una mayor atención plena y un mayor amor pleno en nuestras vidas y beneficiarnos enormemente de ello» (Jon Kabat-Zinn).
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Desde esta propuesta, Mindfulness o Atención Plena, nos puede proporcionar una forma de afrontar esta situación. Davis y Hayes (2011) establecieron tres grandes tipos de beneficios que se obtenían gracias a los programas Mindfulness:
- BENEFICIOS AFECTIVOS, donde se incluyen una reducción de la sintomatología ansiosa, así como depresiva, en una elevada gama de problemas clínicos;
- BENEFICIOS INTRAPERSONALES, en los que se observan una mejora de otros parámetros relacionados con la calidad de la vida o el bienestar, tales como el aumento de la capacidad atencional o la reducción del dolor;
- BENEFICIOS INTERPERSONALES, en los que se incluyen la mejora de las habilidades de gestión y regulación emocional, así como un mayor nivel de satisfacción en las relaciones.
Uno de los conceptos que podemos relacionar ante esta nueva concepción, es el de Resiliencia. A veces podemos entender como aquella habilidad de resistir el trauma o la crisis, aunque debemos de diferenciarlo.
Resistencia sería la capacidad de mantenerse firme y fuerte en el momento de sufrir la situación traumática o dolorosa. Sin embargo, el hecho de mantenerse fuerte en ese momento crítico no significa que lo superes en tu vida, no significa que ese hecho no deje secuelas y consecuencias emocionales posteriores que condicionen tu vida.
Aquí entra el concepto de resiliencia, que tiene que ver más con el post-trauma, es decir, con la capacidad de superar esa situación dolorosa después de haberse producido y además salir fortalecido, y crecer gracias a la experiencia. En física lo explica muy bien, cuando un elemento tiene alta resiliencia, es porque es capaz de recuperar su forma anterior.
En la concepción del ser humano, una persona tiene más resiliencia , cuanto más capaz es de restablecer el equilibrio. Dentro de las características estarías:
- Autoconocimiento; aplicado aquí a las potencialidades que tiene cada persona, apoyando y desarrollándose en las mismas. Aquí tampoco consiste en mantener una autoestima muy grande, sino, más bien ajustada a la realidad, por lo que conlleva un ajuste y consciencia en las propias limitaciones. No hay peor enemigo que nuestro propio jefe interno pidiendo (exigiendo) por encima de nuestras posibilidades, provocándonos emociones bien desagradables.
- Una persona resiliente, ve las crisis como una oportunidad de cambio. En este sentido podemos decir que no se presenta como una persona resignada, aunque sea víctima de la situación, sino que acepta la situación y promueve una actitud activa ante la misma. Delimitando las facetas que entran dentro de su esfera de control, y influencia, y aceptando las que quedan fuera de su propio control.
- Un pensamiento que ayuda, es saber que la situación no durará eternamente, ya que todo pasa. En este sentido puede ayudar mucho el ver retrospectivamente nuestra línea de vida, y tener en cuenta esas crisis que ya tuvieron lugar.
- También saber buscar y encontrar apoyos sociales, confía en que las personas puedan ayudarla, y sabe pedir y a quien pedir; en una actitud proactiva, más que de espera.
- El sentido del HUMOR, con mayúsculas, el aspecto más promotor de una buena actitud y carácter. Como me han dicho grandes maestros de Mindfulness, hasta haciendo meditación debemos de intentar mostrar nuestra sonrisa al mundo.
- La Creatividad, como característica humana inherente al desarrollo, sino mirar lo curiosos y probadores que son los niños. Desde esa actitud de principiante en las acciones, de oferta de expansión de nuestra zona de aprendizaje vital.
- Actitud Mindfulness:
- 1. No se debe juzgar, sino asumir el papel de testigos imparciales de la propia experiencia, observando los propios pensamientos y juicios, sin actuar sobre ellos, ni bloquearlos, ni aferrarse a ellos; solamente, observándolos y dejándolos ir.
- 2. Tener paciencia, es decir, estar abierto a todos los momentos, aceptándolos como tal, comprendiendo el hecho de que a veces, las cosas suceden a su debido tiempo.
- 3. Promover la mente del principiante, esto es, la actitud mental de estar dispuesto a ver las cosas como si fuese la primera vez que se ven y estar además abierto a las nuevas potencialidades que pudiera surgir.
- 4. Confiar en uno mismo, en la propia intuición y en la propia autoridad, antes que buscar guía en el exterior.
- 5. No esforzarse en conseguir que el Mindfulness tenga una finalidad, pues esto, solo es un pensamiento que entorpece la auténtica atención plena.
- 6. Aceptar las cosas tal como son en el presente, estar receptivo y abierto a aquello que se piensa, se ve y se siente.
- 7. Y por último, dejar de lado la tendencia a elevar ciertos pensamientos o determinadas experiencias, despreciando otras. Lo que podriamos resumir en no apegarse a estados agradables, ni evitar o rechazar los desagradables.


El juegos básico en el desarrollo es importante durante toda la vida
EL JUEGO BÁSICO EN EL DESARROLLO E IMPORTANTE DURANTE TODA LA VIDA
El juego es una de las conductas naturales en el ser humano para el desarrollo, es difícil definir el juego, aunque cuando lo observamos en niños, nos es fácil diferenciar si la actividad que realizan lo es o no.
Dentro de la Intervención psicológica, cuando se hace con niños, debemos de tener muy presente el desarrollo de cada uno de ellos y así facilitar formas de intervención adecuadas a las características personales. Por ello, una de las formas utilizadas es a través del juego, que facilita una forma de procesar y trabajar la información única, para poder elaborar y aprender a hacer frente a las situaciones que ocurren en su vida; fomentando un espacio de seguridad y confianza. Para ello se utilizan diferentes técnicas como son la expresión simbólica, la teatralización, la expresión corporal, la narrativa creativa, el dibujo…
Piaget realizó una definición del juego de forma cronológica, lo que denominaremos estadios evolutivos donde predomina una forma determinada de juego.
- Estadio sensoriomotor, entre los 0 y los 2 años; donde predomina el juego funcional o de ejercicio.
- Estadio Preoperacional, entre los 2 y los 6 años, predomina el juego simbólico.
- Estadio de las operaciones concretas, entre los 6 y los 12 años, predominando el juego de reglas.
El juego funcional o de ejercicio, consistentes en la repetición de una acción por el puro placer de obtener un resultado inmediato; a través del propio cuerpo (movimientos), con objetos (manipulación y exploración) o con personas (favoreciendo la interacción social). A través de ellos consigue el niño un desarrollo sensorial, la coordinación de movimientos y desplazamientos, equilibrio, relación causa-efecto.
El primer mes de vida está caracterizado por los reflejos involuntarios y automáticos, haciéndose cada vez más complejos y dirigidos (como cuando hay un ruido súbito, al principio para su acción y luego mueve la cabeza hacia donde se inició). Este periodo predomina la activación sensorial a través de estímulos sonoros y visuales. Entre los 2 y los 4 meses se dan la reacción circular primaria, que consiste en la realización de una conducta efectuada sobre su propio cuerpo, originariamente al azar y sin propósito, que produce placer y motiva a repetirla consiguiendo el mismo efecto.
A los cuatro meses aparece la reacción circular secundaria, consistente en el descubrimiento de conductas que le interesan realizar sobre el entorno físico y social; apareciendo la manipulación de objetos. El adulto comienza a interaccionar con el niño de forma más activa, ofreciéndole objetos, o realizando juegos básicos de interacción social. En este momento se acciona el procedimiento para prolongar un espectáculo interesante, si estamos ofreciendo mimos a un bebe, este puedo realizar conductas para que sigan si el adulto los ha parado, comenzando de nuevo el ofrecimiento de mimos por parte del adulto.
Sobre los 8 meses, la atención del bebe hacia lo que ocurre a su alrededor está acentuada, comenzando a perseguir un fin en sus conductas, relacionadas con objetos. Encontrar un objeto escondido, usar una forma de locomoción para alcanzar un objeto, ofrecer un objeto a un adulto para que lo ponga en marcha, utilizar un objeto como contenedor de otro o dejar caer o tirar un objeto. En este momento coincide el aumento de las posibilidades de locomoción, arrastrarse, gateo y comienzo de andar.
A partir de los 12 meses, las acciones van pasando de un proceso más sensorial a otro más instrumental, pudiendo utilizar objetos para alcanzar otro o ser ellos mismos los que activen los juguetes. Además comienza a imitar gestos de forma más coordinada, llegando en los últimos meses de este periodo a ser capaz de representar mentalmente los efectos de sus acciones; llegando a realizar acciones imitativas en ausencia de un modelo; esto abre las puertas al siguiente periodo caracterizado por el juego simbólico.
El Juego Simbólico, tiene un beneficio al asimilar el mundo circundante aprendiendo y practicando roles establecidos socialmente, y el desarrollo del lenguaje, favoreciendo la imaginación y creatividad.
Este periodo comienza con la posibilidad de que el niño realice las acciones con objetos de la vida diaria fuera del contexto real (hacer como si bebe de un vaso vacío). Pasando posteriormente a realizar las acciones con un agente pasivo, sumando actores y juguetes, llegando a secuenciar de acciones o esquemas de acciones, en un principio pueden resultar ilógicos (peinar muñeca, dormir y luego volver a peinar) pasando poco a poco a secuencias cada vez más lógicas y complejas; relacionado con la capacidad de atribuir sentimientos. Sobre los 3 años, es capaz de utilizar objetos representando otros (un palo puede ser una cuchara). Desde los 4 años son capaces de planificar el juego, y el nivel de colaboración viene a ser más alto y duradero, donde cualquiera puede realizar un rol o papel que precisa de un lenguaje unas actitudes que lo definen.
Durante el periodo del juego simbólico, el niño comienza jugando solo o de forma individual, frecuente antes de los dos años, pasando al juego en paralelo, un tipo de juego individual, aunque parezca que juegan juntos, facilitando la observación entre ellos facilitando la imitación o modificación de sus propias acciones. A partir de los cuatro años, aparece el juego compartido, organizándose juntos lo que da opción a que compartan la información que tienen del mundo real, y propicia la creación de juegos simbólicos aceptados por los diferentes jugadores, definiendo las propias reglas del juego, propiciando la aparición del siguiente estadio.
El juego de reglas, que aunque ya aparece, como se expone anteriormente antes del estadio de operaciones concretas, es aquí donde comienzan a organizarse para alcanzar una meta teniendo en cuenta las acciones de los demás, tratando de facilitarlas, dificultarlas o impedirlas, según el objetivo del juego. Para ello debe de haber una conciencia de regla, que se mantiene y es expuesta de forma explícita.
Los adolescentes tienen un repertorio de juegos mucho más amplio, ya que los estadios son sumatorios, y cada etapa anterior facilita la complejidad y posibilidades del siguiente. Una acción lúdica, voluntaria y que produce placer en sí mismo, esto es el juego. Desde la Psicología, se ha estudiado la importancia de estos juegos en el desarrollo, pero también se entiende importante la realización de juegos en edades más avanzadas, por el poder social que tienen. Además puede ser una buena forma de mantener los niveles cognitivos adecuados, por ello son tan utilizados en edades avanzadas o dificultades neurodegenerativas.
En el siguiente enlace podéis ver la entrevista que nos hicieron hace unos días en El Diario de León sobre el juego y su importancia en el desarrollo.
https://www.diariodeleon.es/noticias/sociedad/juego-es-bueno-siempre_1348802.html
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Mindfullness y desarrollo
Se atribuye al británico Rhys Davids el primer uso de la palabra Mindfulness para traducir al inglés la palabra sati, de la lengua pali, traducida al español como la recta atención (Segovia, 2017). El objetivo de las prácticas que se realizan consiste en el mantenimiento de la atención en el objeto escogido, que pueden ser relacionados con el cuerpo, la mente, los sentimientos, pensamientos u otros fenómenos.
Atención y consciencia van de la mano, lo que provoca el darnos cuenta de aquello que ocurre, ya sea en nuestro mundo interno o externo. Los sentidos exterioceptivos (vista, oído, tacto, olfato y gusto) nos permiten acceder a la información de la realidad externa. Mediante la intercepción (Información del interior del cuerpo), la propiocepción (posición de los músculos) y la función corolaria (consciencia de que soy yo quien realiza las cosas); nos acerca a nuestro mundo interno. Ya William James, expresaba la importancia de la atención en sus Principios de Psicología (1989) “Mi experiencia es aquello a lo que acepto prestar atención”.
El entrenamiento en Atención Plena o Mindfulness tiene una influencia en el funcionamiento cerebral ya que favorece la activación de una red neuronal que se activa cuando se produce una atención focalizada voluntariamente denominada fronto-parietal de control (Vinvcent, Kahn, Snyder, Raichle, & Buckner, 2008) la cual está formada por: el cortex prefrontal dorsolateral, el cortex cingulado anterior, el lóbulo parietal inferior y la ínsula anterior (Segovia, 2017), en contraposición a la red denominada “por defecto” (Riachle et al., 2001) que se activa cuando la atención no está dirigida a una tarea, produciendo una divagación de pensamientos e imágenes espontaneas que ya W. James (1889) denominó la corriente de la conciencia y que en el argot de la meditación se denomina “mente del mono”.
John Kabat-Zinn, comenzó aplicando un programa de Reducción del Estrés basado en Minsfulness (MBSR) (Kabat-Zinn, Massion, Kristeller & Peterson, 1999), demostrando su utilidad en casos de ataques de pánico, dolor crónico y ansiedad; dando paso a un empleo en diferentes contextos clínicos y terapéuticos Obteniendo una reducción sintomatológica en muchas de las patologías psiquiátricas. Este programa ha dado lugar a diferentes adaptaciones más específicas como la desarrollada por Williams, Teasdale y Segal que denominaros la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness (MBTC) (Teasdale et al. 2000; Williams, 2002).
Después de décadas de investigación, se han demostrado muchos beneficios en las personas adultos, así como se han desarrollado programas en población infantil y juvenil. La infancia es una etapa crucial para el desarrollo vital del ser humano, relacionado con la creación de una base saludable, ofreciendo una oportunidad única para crecer en diferentes áreas y fomentar la calidad de vida.
La mayor potencia de la intervención a través de Mindfulness radica en la mejora del área emocional facilitando: la percepción, asimilación, comprensión y regulación; desarrollando competencias de autogestión, mejorando el ajuste psicológico y bienestar personal y social.
Existen evidencias científicas preliminares que sugieren que este tipo de programas tienen efectos beneficiosos en población con diferentes dificultades en atención (TDAH) y problemas de conducta. Específicamente en aquellos casos diagnosticados de TDAH se observan efectos positivos en síntomas nucleares y en las funciones ejecutivas.. Ya que se han demostrado el aumento de la percepción de nuestras experiencias, permitiendo la conexión y la consciencia de nuestros: Pensamientos, Emociones y Sensaciones corporales. Posibilita la capacidad de autogestión y autorregulación; promoviendo la capacidad de elegir ACCIONES O COMPORTAMIENTOS más adaptativos.
Algunos de los beneficios son:
- Mejora la capacidad para mantener la atención y concentración.
- Disminuye la impulsividad.
- Aumento de la tolerancia a la frustración.
- Ayuda a calmarse y relajarse.
- Favorece la regulación emocional.
- Reduce el estrés y el malestar psicológico.
- Promueve la introspección y facilita el autoconocimiento.
- Mejora las relaciones interpersonales.
- Mejora la calidad de vida.
En nuestro centro, tenemos experiencia en la aplicación de programas, ya sea como complementarios a un proceso terapéutico individual o familiar, así como intervenciones específicas a través de Minsfulness de forma individual o grupal. Específicamente, se han realizado programas para niños/as diagnosticados de TDAH, realizando una investigación, con la cual seguimos promoviendo, a través de la Universidad de León y los Equipo Infantojuvenil de la Seguridad Social; así como colaboraciones con otras asociaciones y organismos.

Bibliografía:
Riachle, M. E., MacLeod, A. M., Anyder, A. Z., Powers, W. J., Gusnard, D.A. & Schulman, G. L. (2001). A default mode of brain function”. Proc Natl Acad Sci USA, 98 (2), 676-82.
Segovia, S. (2017). Mindfulness: Un camino de desarrollo personal. Biblioteca de Psicología Declée De Brower. Bilbao. España.
James, W. (1889). Principios de Psicología. Mexico: Fondo de cultura Económica.
Kabat-Zinn, J., Massion, A.O., Kristeller, J. & Peterson, L. G. (1999). Effectiveness of a mediation-based stress reduction program in the treatment of anexiety disorden. American Journal o Psychiatry, 149 (7), 936-943.
Vinvcent, J.L., Kahn, I., Snyder, A.Z., Raichle, M.E. & Buckner, R. L. (2008). Evidence for a Frontoparietal Control System Reveled by Instrinsic Funtional Connectivity. Journal of Neurophysiology, 100 (6), 3328-3342.
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La valentía de comenzar un camino nuevo en Psicolaria
Queremos elogiar a todas esas personas que comienzan un nuevo camino dentro de sus vidas cuando acuden a terapia. La terapia es un mundo desconocido para muchos, pero animamos a todos aquellos que sienten necesario comenzarlo, sabiendo que este ya es un acto de valentía, un primer paso de otros que vendrán. En un mundo donde se premia el cambio de forma rápida, entendemos que la terapia psicológica es una forma de intervención que promueve cambios profundos en las personas, y que puede dar miedo.
Desde nuestro modelo terapéutico, podemos ofrecer intervenciones con un corte más específico y resolutivo, aplicando por ejemplo la Terapia Centrada en Soluciones (De Shazer, 1985), desde la creencia de que los clientes o pacientes poseen los recursos necesarios para resolver sus problemas, y el terapeuta promueve y acciona estos dentro del sistema vital, para que los ponga en funcionamiento.
También se puede ofrecer una intervención más profunda y duradera si así lo requiere el caso y el cliente o paciente lo demanda, desde un modelo más humanista e integrador. Siempre manteniendo un punto de vista centrado en la persona que ya teorizó y aplico Carl Rogers (2000).

Bibliografia:
De Shazer, 1985. Keys to solution in brief terapy. New York: Norton. (Trad. Esp. Claves para la solución en terapia breve. Barcelona: Paidos, 1996).
Carl Rogers, El proceso de convertirse en persona: mi técnica terapéutica, editorial Paidós Ibérica, Barcelona: 2000
Cada persona que accede a una intervención psicológica, acepta un riesgo, depositando su confianza en una persona (Psicoterapeuta), además de entender que en su vida se van a producir cambios, desde aspectos conductuales y emocionales, hasta los valores vitales que en ese momento existen. El trabajo se centra en la conciencia y experiencias que favorezcan el autoconocimiento, creando una visión más ajustada de tí mismo/a, de tus capacidades y habilidades, de tus recursos personales y relacionales; de tus puntos fuertes y débiles, de tus heridas a sanar; todo ello desde una relación cercana y no enjuiciadora de la persona que te atiende.
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